sábado, 18 de agosto de 2012


VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS.


La promesa electoral de “arreglar lo que está mal” que el hoy presidente en funciones le vendió al electorado dominicano se ha evaporado apenas al segundo día de mandato.

A pesar de su elevada investidura, Danilo Medina da la impresión de ser mas bien el primer ministro del infame gobierno presidido por Leonel Fernández.  No asoman por ningún lado el peso del poder y la autoridad de un nuevo gobierno con luces propias, frescos rostros en el gabinete y decretos que anuncien acciones enérgicas, enfocadas en la solución  de los grandes problemas que agobian al país.

Dicen que para muestra basta un botón, y ese botón ya lo tenemos en el caso de los precios de los combustibles, que según la ley deben cambiar todos los viernes a la medianoche de acuerdo con los cambios en los precios del petróleo. 

Todo el mundo sabe que Leonel Fernández fue un violador sistemático de esa ley (y de todas las demás), y se esperaba que el nuevo gobierno  desarrollara su gestión con apego a la constitución y las leyes de la República.  Sin embargo, los  precios de los combustibles fueron congelados esta semana, conservando intacto el colchón de aumentos ilegales acumulados por el gobierno morado, que realmente no ha cambiado.   

La acción propia de un gobierno decente sería ajustar los precios a la ley, aunque tal decisión produzca una rebaja de treinta o cuarenta pesos en dichos precios.   El cálculo de los precios correctos se realiza en minutos, para no decir en segundos si se tiene, como se debe tener, una hoja electrónica con las fórmulas indicadas por la ley, de manera que no hay ninguna excusa válida.

Ese gabinete no tiene nada que ofrecer.  Sus miembros tienen demasiado dinero en sus cuentas bancarias y su forma de ejercer el poder es totalmente contraria a las necesidades de la nación.

El pueblo dominicano, una vez mas, ha echado el vino nuevo en odres viejos.

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